La inflamación es una reacción defensiva del cuerpo, pero que cuando se cronifica nos hace daño.
En el organismo se llevan a cabo una cantidad de procesos bioquímicos que deben estar regulados. De lo contrario, si se desequilibran esos procesos bioquímicos aparecen muchas enfermedades metabólicas crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y hasta el temido cáncer, enfermedad con un fuerte componente metabólico como nos lo ha enseñado Otto Warburg, a quien aun no cancelamos la deuda de gratitud y reconocimiento que le debemos por el aporte hecho a la compresión de las enfermedades crónicas a la luz de un paradigma que rompe los esquemas convencionales.Dentro de los procesos bioquímicos tenemos a la inflamación , la agregación plaquetaria y el proceso defensivo entre muchos otros.
Cuando nos clavamos una espina o sufrimos alguna herida es cuando podemos comprobar que las defensas internas y externas del organismo están organizadas, son veloces, inmediatas y sumamente eficaces.
Ante una herida o lesión inmediatamente tiene lugar una inflamación en la zona agredida, caracterizada por la aparición del cuarteto «CHED» (Calor, hinchazón, enrojecimiento y dolor).
La aparición de CALOR es debida a la vasodilatación que se produce en la zona y al incremento del consumo local de oxigeno.
La HINCHAZON o EDEMA, es debida al aumento de la presencia de sangre transportando leucocitos. Gracias a la hinchazón, la piel se estira, sus poros se «agrandan» y los leucocitos defensores pueden pasar con comodidad esas barreras y distribuirse estratégicamente para erigir una barricada que circunscriba la zona dentro de la menor extensión posible. De este modo, no solo demarcan los límites de acción y evitan la diseminación de las toxinas, sino que logran elevar la temperatura del lugar creando, por un lado, un ambiente desfavorable para la proliferación de los microorganismos atacantes y por el otro, facilitar la acción de ellos mismos (los leucocitos).
La vasodilatación da lugar a que aparezca el ENROJECIMIENTO.
La vasodilatación da lugar a que aparezca el ENROJECIMIENTO.
El DOLOR, es el primer signo del cuarteto en aparecer, como consecuencia de la liberación de ciertas sustancias que provocan la activación de las neuronas especializadas en la recepción de las nocividades (nociceptores) con lo cual se le indica al sistema nervioso que una zona del cuerpo ha sido lesionada.
Cuando la señal de los nociceptores llega al cerebro, éste «ordena» a las células de la zona afectada la producción de unas hormonas especiales, llamadas eicosanoides (dentro de las cuales se encuentran las prostaglandinas). En Las prostaglandinas y los ácidos grasos, puedes entender lo que son los eicosanoides.
Proceso biológico mediante el cual se produce la inflamación. |
Existen dos tipos de eicosanoides : Eicosanoides Pro-inflamatorios, encargados de destruir tejidos y los Eicosanoides anti-inflamatorios que promueven la curación.
Estos dos tipos de eicosanoides deben estar en forma balanceada para que podamos mantenernos en salud.
Pero corrientemente, no es así: desafortunadamente muchas personas producen un exceso de Eicosanoides Pro-inflamatorios (PGE2), con lo cual se da origen a la inflamación silenciosa.
Se deben eliminar de la alimentación:
Repetimos: cuando la señal de los nociceptores llega al cerebro, éste «ordena» a las células de la zona afectada la producción de unas hormonas especiales, llamadas eicosanoides (dentro de las cuales se encuentran las prostaglandinas), involucradas en la «comunicación celular» por lo que son poderosos mediadores para el sistema nervioso central en los eventos de la inflamación y la respuesta inmune.
CÓMO SE CONSIGUE EL BALANCE ENTRE LOS EICOSANOIDES.
Es a través de la alimentación la forma más simple y efectiva con lo que podemos conseguir un balance entre ambos tipos de Eicosanoides.
Se sabe que los Eicosanoides antiinflamatorios, antiagregantes plaquetarios y potenciadores del sistema inmune se forman a partir de los ácidos grasos Omega-3.
Los Eicosanoides que promueven la inflamación o Pro-Inflamatorios se forman a partir de los ácidos grasos Omega-6 que encontramos en los aceites vegetales refinados (de maíz, de soya o de girasol, por ejemplo). Estos Eicosanoides, también deprimen al sistema inmune y aumentan la agregación plaquetaria (espesan la sangre).
Entonces, todos los eicosanoides proinflamatorios, son inflamatorios, espesantes de la sangre y depresores del sistema inmune. Estas 3 condiciones, favorecen la aparición del cáncer o cualquier otra enfermedad crónica
La inflamación es benéfica cuando es aguda.
Sin embargo, si exponemos de forma permanente a nuestro organismo a toxinas o alimentos que el cuerpo humano no está preparado para procesar, estos alimentos actúan como si frotáramos a los tejidos con un papel de lija varias veces al día durante todos los días. Constituyen en sí una agresión permanente para el organismo.
Se produce así, entonces una inflamación crónica. La inflamación crónica es tan dañina como beneficiosa es una inflamación aguda.
Cuando más se consumen alimentos procesados, más se dispara la inflamación, un poco más cada día.
El cuerpo humano no puede procesar, ni fue diseñado para consumir alimentos envasados con azúcar y preparados con ácidos grasos omega-6.
Para disminuir la inflamación hay que consumir alimentos lo más cercano posible a su estado natural.
Se deben elegir carbohidratos complejos, tales como los presentes en frutas y verduras.
Se deben eliminar de la alimentación:
- El consumo de azúcar. Está demás mencionar sus múltiples efectos negativos que promueven la diabetes, la obesidad etc.
- El consumo de ácidos grados omega-6 (aceite de maíz y soya) y los alimentos procesados que se han elaborado con estos aceites. Estos aceites contienen un exceso de Omega-6 y muy poco Omega-3. Este desequilibrio es el que produce los estados de inflamación....Las grasas omega-6 son esenciales, al formar parte de la membrana celular donde controlan lo que entra y sale de la célula, pero deben estar en un equilibrio adecuado con los omegas-3....Si este equilibrio se rompe, la membrana celular produce una sustancia química denominada «citoquinas» que causa inflamación.
- El consumo de leche, ya que provoca estados inflamatorios que podemos identificar con las molestias estomacales, el estreñimiento, diarrea, enfermedades respiratorios (como el asma) y enfermedades cutáneas. Los lácteos comerciales sometidos a pasteurización son los más alergénicos. La mejor alternativa es consumir la leche en su versión fermentada (kéfir, yogurt y algunos quesos maduros).
- El consumo de carnes procesadas, como los embutidos, que son portadores de una gran cantidad de conservantes y aditivos como los nitritos muy relacionados con los procesos inflamatorios.
- El consumo de productos elaborados con cereales refinados (pan, pastas, galletas, arroz, etc.). Su consumo en exceso provoca deficiencias de vitaminas del complejo B (necesarias para metabolizar estos carbohidratos).
- El consumo de aditivos artificiales, tales como el Aspartame y el muy conocido Glutamato Monosódico o MSG) conocido también como aji-no-moto. Estos aditivos gatillan estados inflamatorios que inciden en enfermedades como la artritis reumatoide.
- La dieta baja en grasas (lo que recomienda la medicina convencional) y alta en carbohidratos y grasas poliinsaturadas, constituyen en sí una agresión permanente para el organismo.
La repetición de esta agresión produce una inflamación crónica que irremediablemente conduce a las enfermedades cardiovasculares, a los accidentes cerebrovasculares, a la obesidad a la diabetes y al cáncer.
La sobrecarga de hidratos de carbono simples y alimentos refinados (azúcar, harinas y todos los productos derivados) y un exceso de consumo de aceites vegetales como omega-6 (aceite de soya, maíz y girasol), son los mayores culpables de la inflamación crónica.
Los alimentos que comemos producen pequeñas lesiones, sobre las que se producen otras, haciendo que nuestro cuerpo responda de forma continua con inflamación, sobre todo en las arterias.
La sobrecarga de hidratos de carbono simples y alimentos refinados (azúcar, harinas y todos los productos derivados) y un exceso de consumo de aceites vegetales como omega-6 (aceite de soya, maíz y girasol), son los mayores culpables de la inflamación crónica.
Los alimentos que comemos producen pequeñas lesiones, sobre las que se producen otras, haciendo que nuestro cuerpo responda de forma continua con inflamación, sobre todo en las arterias.
Cuando consumimos alimentos cargados de azúcar, carbohidratos simples o procesados con omega-6 nuestro cuerpo responde de forma alarmante, como si un invasor extraño le hubiese declarado la guerra
Con el consumo de hidratos de carbono simples, como el azúcar, los niveles de azúcar en la sangre se elevan rápidamente. Ante este elevado nivel de azúcar, el Páncreas, entonces segrega insulina, cuya misión principal es la de conducir el azúcar a todas las células para producir energía.
Pero si la célula no necesita más glucosa porque está llena, en este caso rechaza el exceso para evitar una disfunción de los procesos que se llevan a cabo en su interior.
Cuando las células rechazan el exceso de glucosa, se elevan los niveles de azúcar en sangre, obligando al Páncreas a aumentar la producción de insulina. El azúcar sobrante o innecesaria, se almacena en forma de grasa por acción de la insulina.
Y es entonces cuando aparece la inflamación, sobre todo en las paredes de los vasos sanguíneos: las moléculas de azúcar se unen a una amplia variedad de proteínas, que lesionan las paredes vasculares. Como esta lesión es repetitiva, desencadena la inflación porque es como si el delicado interior de los vasos sanguíneos fuese frotado con papel de lija varias veces al día durante todos los días.
Y es entonces cuando aparece la inflamación, sobre todo en las paredes de los vasos sanguíneos: las moléculas de azúcar se unen a una amplia variedad de proteínas, que lesionan las paredes vasculares. Como esta lesión es repetitiva, desencadena la inflación porque es como si el delicado interior de los vasos sanguíneos fuese frotado con papel de lija varias veces al día durante todos los días.
La inflamación en la pared arterial es la causa real de las enfermedades cardiovasculares.
La inflamación corporal y en especial la arterial es la que hace posible que se acumule el colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos y se causen de este modo las enfermedades cardiovasculares y apoplejías.
Cuando no hay inflamación, el colesterol se mueve libremente por todo el cuerpo, pero cuando aparece la inflamación el colesterol queda atrapado.
De lo dicho anteriormente podemos deducir que otra de las hormonas que juega un papel importante en la inflamación es la INSULINA. La insulina es la hormona que permite que la glucosa entre en las células y sea utilizada inmediatamente como fuente de energía o se almacene como energía de reserva.
Conforme envejecemos, y debido a factores del estilo de vida, las células pueden ser menos receptivas a la insulina, por lo que el páncreas debe producir mayor cantidad para que la glucosa sea utilizada.
El exceso de insulina en sangre aumenta la producción de Ácido Araquidónico (AA), que es la materia prima a través de la cual se forman los Eicosanoides Pro-Inflamatorios.
Por lo tanto, controlar los niveles de insulina es esencial para prevenir o revertir la inflamación silenciosa. Esto se logra evitando harinas y azúcares refinados, y aumentando el consumo de cereales integrales, vegetales frescos, frutas enteras, nueces, semillas, pescados ricos en Omega-3 y haciendo ejercicio de forma constante (No hagas dietas: aprende a comer).
CONCLUSIÓN.
CONCLUSIÓN.
En consecuencia, a manera de resumen, existen dos tipos de inflamación:
Una inflamación que podemos sentir, por el fenómeno CHED (calor, hinchazón,enrojecimiento y dolor), que en sí lo que busca es protegernos iniciando el proceso curativo.
Otra inflación que ocurre a nivel celular, que es imperceptible y crónica, conocida por ello como «inflamación silenciosa»
Otra inflación que ocurre a nivel celular, que es imperceptible y crónica, conocida por ello como «inflamación silenciosa»
Este segundo tipo de inflamación se da a consecuencia de un desbalance bioquímico ocasionado por un estilo de vida sedentario y de una mala alimentación, la sobre medicación, el estrés crónico, el exceso de exposición a ciertas toxinas y algunas condiciones genéticas.
Las grasas animales contienen menos del 20% de omega-6 y son mucho menos propensas a producir inflamación que los aceites poliinsaturados, de los que se dicen que son supuestamente saludables.
No es cierto que las grasas saturadas produzcan enfermedades cardíacas. Tampoco aumentan en exceso los niveles de colesterol en la sangre. Ahora sabemos que el colesterol no es la causa de la enfermedad cardíaca, así que la preocupación por las grasas saturadas resulta absurda hoy en día.
La teoría de que el colesterol es la causa de las enfermedades cardiovasculares llevó a la medicina convencional a recomendar una alimentación sin grasa, con pocas calorías, lo que trajo consigo el consumo de otros alimentos que han causado esta epidemia de inflamaciones en las arterias, que conduce a las enfermedades cardiovasculares y otras muertes silenciosas.
Lo que debemos hacer es consumir alimentos integrales y no alimentos procesados.
Eliminando los alimentos que producen inflamación y agregando los nutrientes esenciales presentes en los alimentos frescos no elaborados, se revertirán los daños en las arterias y en todo el cuerpo.
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En Qisoma, sabemos que todas las plantas influenciadas por las vibraciones energéticas de Marte y que influyen enormemente en el chacra No. 3 son de comprobada eficacia para hacerle frente a las inflamaciones.
Nuestras tinturas espagíricas de estas plantas nos han brindado enormes satisfacciones en estos casos por lo cual nos permitimos recomendarlas ampliamente:
Las plantas más destacadas dentro de este tipo están:
Las plantas más destacadas dentro de este tipo están:
El Limón, El Ajo, la Cebolla, la Ruda, el Orégano, el Anamú, el aceite de Naranja.
“Quien entiende la inflamación entiende toda la patología” (Sir Howard Florey).
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☛ IMPORTANTE: ESTA INFORMACIÓN NO ES, NI SUSTITUYE EN NINGÚN CASO LA CONSULTA, TRATAMIENTO O DIAGNÓSTICO DEL PROFESIONAL DE LA SALUD COMPETENTE.
Por: +Joaquín Teheran Lora (Jotelo)
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Como siempre excelente Joaquín. Muchas gracias por explicarnos y enseñarnos tantas cosas tan interesantes que deberían enseñarse y explicarse en todos los primeros telediarios de todas las partes de mundo.
ResponderEliminarRecibe una salud y toda mi mayor consideración.
Miguel: Agradezco tu comentario. Indudablemente que hay intereses encaminados a mantener oculto este tipo de conocimiento porque con ello es más fácil manipular a las personas inculcándole mitos y sembrándoles el miedo que se siente ante lo desconocido.
EliminarDr much as gracias por permitirnos saber el daño que muchas veces sin saber y queriendo hacer lo mejor,nos hacemos consumiendo estos aceites tan nocivos para nuestra salud, los productores de estos aceites solo tienen una meta vender sin importar las consecuencias.
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