LA LEPTINA Y LA SUPERVIVENCIA.
De acuerdo a lo que dijimos en el post anterior, la Leptina, que hace parte del Adipostato, es la que evita que acumules demasiada energía (grasas) al igual que, por otro lado, nos defiende de una pérdida excesiva de grasa corporal (energía en reserva) que amenace la supervivencia .
En resumen : Si comemos demasiado el metabolismo se acelerará para gastar la energía en exceso y, si por el contrario, no comemos lo suficiente, el metabolismo se hará lento para mantenernos vivos. El cuerpo está perfectamente diseñado para sobrevivir.
A estas alturas, es conveniente recordar que el organismo acumula energía en el tejido adiposo, cuando recibe energía en exceso a partir del alimento, especialmente de los carbohidratos. La almacena en forma de grasas, que reutilizará posteriormente cuando el nivel energético disminuye de su punto de control.
Los estudios han comprobado, que los obesos o gordos si producen leptina, y en abundancia. El problema es que a pesar de que la leptina envía el mensaje de "depósitos llenos", no se obtiene respuesta por parte del hipotálamo, que en este caso sería la de inhibir el apetito.
A pesar de la cantidad excesiva de grasa, el cerebro percibe un estado de inanición y ordena el almacenamiento de más grasa. Además, el obeso se sentirá hambriento y continuará comiendo todo el tiempo.
Se ha perdido el control del metabolismo porque el sistema que "siente" la leptina está defectuoso y no puede determinar cuándo el nivel de energía acumulada o grasa corporal es adecuado.
PORQUÉ SE DAÑA EL ADIPOSTATO.
El sistema conocido como adipostato, compuesto por el hipotálamo y la leptina, se deteriora cuando por una alimentación sobrecargada de carbohidratos, los depósitos de energía en forma de grasas aumentan provocando que los niveles de leptina aumenten, lo cual indica al hipotálamo que los depósitos energéticos están llenos provocando una respuesta de reducción del apetito y un incremento del gasto energético.
Y asi, la leptina restaura la homeostasis . Pero cuando los receptores de leptina son continuamente bombardeados con altas cantidades de leptina crean algún grado de resistencia a la hormona.
Este grado de resistencia significa que ahora se necesita más leptina para mantener la homeostasis energética y se crea un nuevo pero mayor nivel de grasa que el cuerpo tratará de mantener ("set-point").
Y si seguimos bombardeando a los receptores hipotalámicos con mayor cantidad de leptina, la resistencia a ésta irá aumentando y el punto de balance energético tenderá más hacia un estado graso que hacia uno magro. Ya estaremos gordos.
Si en este estado de obesidad y resistencia a la leptina, decidimos reducir calorías para bajar de peso, las voluminosas células grasas comienzan a encogerse y a reducir sus niveles de leptina, pero como tenemos un nuevo "punto de ajuste" energético (estudio), este descenso de leptina hace que nuestro distorsionado metabolismo proteja esos depósitos grasos adoptando el "modo de superviviencia" : se siente más cansancio, sueño y , lo que es peor, el apetito aumenta.
Estos síntomas sólo deberían ocurrir cuando los niveles de grasa corporal son extremadamente bajos, pero cuando la reducción calórica se inicia habiendo ya un estado de resistencia a la leptina, al principio se pierde algo de peso, pero a poco el cuerpo adopta el " modo de supervivencia" antes de que podamos acercarnos al estado del que antes disfrutáramos.
Esto conduce a una situación difícil de superar : mientras menos comamos nos sentiremos peor, débiles y flojos, pero sin perder peso. Todo debido a que los receptores de leptina se han vuelto reistentes -con un punto de ajuste más alto- de modo tal que incluso pequeños descensos en la leptina son percibidos como un estado de inanición perpetuo.
Es por esto por lo que la simple restricción calórica no funciona a largo plazo. En la batalla entre el hambre y la voluntad, el hambre gana.
La realidad es que el problema no son las calorías, sino la resistencia a la leptina y el "punto de ajuste" elevado.
Cualquier empeño que se tome para reducir calorías sin controlar el hambre (adipostato) estará destinado al fracaso, porque al final el hambre ganará la batalla y los kilos que se pierdan volverán, más algunos adicionales por el efecto rebote. Las pósbilidades de lograrlo en el siguiente intento se reducirán.
Y asi, la leptina restaura la homeostasis . Pero cuando los receptores de leptina son continuamente bombardeados con altas cantidades de leptina crean algún grado de resistencia a la hormona.
Este grado de resistencia significa que ahora se necesita más leptina para mantener la homeostasis energética y se crea un nuevo pero mayor nivel de grasa que el cuerpo tratará de mantener ("set-point").
Y si seguimos bombardeando a los receptores hipotalámicos con mayor cantidad de leptina, la resistencia a ésta irá aumentando y el punto de balance energético tenderá más hacia un estado graso que hacia uno magro. Ya estaremos gordos.
Si en este estado de obesidad y resistencia a la leptina, decidimos reducir calorías para bajar de peso, las voluminosas células grasas comienzan a encogerse y a reducir sus niveles de leptina, pero como tenemos un nuevo "punto de ajuste" energético (estudio), este descenso de leptina hace que nuestro distorsionado metabolismo proteja esos depósitos grasos adoptando el "modo de superviviencia" : se siente más cansancio, sueño y , lo que es peor, el apetito aumenta.
Estos síntomas sólo deberían ocurrir cuando los niveles de grasa corporal son extremadamente bajos, pero cuando la reducción calórica se inicia habiendo ya un estado de resistencia a la leptina, al principio se pierde algo de peso, pero a poco el cuerpo adopta el " modo de supervivencia" antes de que podamos acercarnos al estado del que antes disfrutáramos.
Esto conduce a una situación difícil de superar : mientras menos comamos nos sentiremos peor, débiles y flojos, pero sin perder peso. Todo debido a que los receptores de leptina se han vuelto reistentes -con un punto de ajuste más alto- de modo tal que incluso pequeños descensos en la leptina son percibidos como un estado de inanición perpetuo.
Es por esto por lo que la simple restricción calórica no funciona a largo plazo. En la batalla entre el hambre y la voluntad, el hambre gana.
La realidad es que el problema no son las calorías, sino la resistencia a la leptina y el "punto de ajuste" elevado.
Proceso fisiológico de la leptina-insulina |
LA SOLUCION ES BAJAR EL PUNTO DE AJUSTE y ARREGLAR EL ADIPOSTATO.
- Una opción para arreglar el adipostato es venciendo la resistencia que los receptores tienen por la leptina suplementándonos con Acetil L-Carnitina por sus beneficios comprobados para la salud neurológica.
- Otra opción, de muy buenos resultados la encontramos en la auriculoterapia mediante la sedación que hagamos al conocido en la oreja como "Punto del hambre", localizado según lo muestra la imagen. Este punto tiene la facultad de "silenciar" los gritos que hace el hipótalamo pidiendo comida para reponer un "alto punto de ajuste. A través de este punto de auriculoterapia logramos inhibir el neuropéptido Y (NPY) en el cerebro transmisor de la señal de hambre impartida por el hipotálamo. Y es igual a lo que hace la leptina que también inhibe la acción de los neuropéptidos Y.
- Por último, investigaciones han revelado que el "almidón resistente" estimula al sistema digestivo para que envíe cierta señal al cerebro, y éste, a su vez, ordene la segregación de hormonas que generan sensación de saciedad. En otras palabras, el almidón resistente (como el de la papa, por ejemplo) se comporta como la leptina.
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Por: +Joaquín Teheran Lora
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Gracias por hacernos saber este tema tan interesante, que a muchos se nos escapa.
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